domingo, 10 de abril de 2016

Recordando a unos vecinos de Bueu…


Por pensar en socialismo o por militar en organizaciones marineras se le quitó la libreta de pesca[1]. Y, entre otras cosas, no podía trabajar en el mar, fuente del sustento familiar. No es de extrañar que se le agriara el carácter...
Su esposa, costurera, por hacer unas camisas de encargo fue seriamente amonestada y estuvo a punto de ser rapada... Me olvidaba, las camisas eran del color de las juventudes socialistas.
Y a pesar de todo...
Escondida detrás de un cuadro en el que los abuelos, como mudos notarios, levitaban con la mirada perdida en el recuerdo, estaba la imagen más preciada. Imagen que representaba libertad. Una liberta que les había costado muchos sufrimientos a ellos y a sus hijos. Transigió en muchas cosas pero non se deshizo de la foto pues le servía de ancla y faro de dignidad. ¡El riesgo valía la pena!
Ni cuando llegó la “democracia” los miedos dejaron ver la faz de la ‘República’. El dolor y el secreto se han perdido en la memoria y lo llevaron a la tumba.
Tiempo después ha sido rescatada por la mano amiga de la familia. Pero ya no dice nada, o, si lo dice, no se entiende, habla otro lenguaje. Un lenguaje cincelado por el miedo donde las palabras modificaron su significado como: la “libertad de expresión” que cambiara por “Pasó la censura”; donde “república se entendía por “cosa o interés público de una comunidad” cambia, irónicamente, a “lugar donde reina el desorden”; “anarquía” pasa de “doctrina que propugna la supresión del estado” a “desconcierto, incoherencia, barullo”, etc.
Non sé si me gusta que la gente se envuelva en banderas pero respeto si lo hacen. Por eso desempolvo la misma fotografía que este vecino tenía escondida para que recupere la libertad y la luz. Y que grite, si así lo desea, lo que gustaba de pensar a su dueño, y que tiene grabado al pie como lema: ¡Viva España! ¡Viva la República! 


[1] Tras un tiempo pudo recuperarla gracias a la amistad con Gaspar Massó.

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